viernes, 8 de junio de 2012

PERDONAME POR HABERTE QUERIDO TANTO !!!


Retomó sus pasos con un destino incierto sin querer mirar atrás, acariciándose melancólicamente la chalina de seda que le recuerda la piel de esa mujer que dejó irse de su vida, disculpándose en voz baja: - Perdoname por haberte querido tanto…….

Nunca se le fue de la mente la noche que la conoció, en un baile juvenil y demasiado inocente, que organizaba el programa televisivo “La Escala Musical” en el club Ferrocarril Oeste por la década del ´60, los jardines del club estaban llenos de jóvenes, esa noche actuaba en vivo el cantante romántico “Tito” Rodríguez.


Julio no era de frecuentar esos ámbitos tan formales, con su grupo de amigos tenían sus preferencias en reductos non sanctos con diversiones y compañías mas ligeras; pero esa noche de carnaval se dejó llevar por sus instintos naturales y en una soledad que lo avergonzaba de ser detectado por alguno de sus amigos se fue al “baile de ferro” como se lo conocía en el barrio de Caballito.

Acostumbrado a los otros ambientes llegó casi sobre la mitad del baile, recorrió las pistas y una vez seguro de no encontrar a ningún conocido a la vista decidió buscar alguna compañía para bailar; de repente, como una imagen sensorial, la vio…., pero al instante no estaba mas; se movió con presura y agilidad entre el gentío, casi empujando a los demás, y al querer correr del hombro a un joven que estaba por delante, la volvió a tener a la vista.

No era bella, era diferente, intrigante, con una piel…. ni blanca, ni morena…, con una talla muy frágil, unos ojos que no eran de ese cuerpo….., una mirada con alegría y llanto a la vez….y una risa casi gutural…, con un sonido de varias escalas en una sola.  Julio nunca recordó su vestido, ni su peinado, se dejó llevar por una imagen y el sonido de su risa, para nada estridente, pese a todas sus cualidades, fue como el “canto de una sirena”.

Aún con la mano sobre el hombro de quien lo precedía, lo corrió cual si fuera un cortinado, quedando casi de frente a Mabel.
Ella también sintió la vibra y se quedó mirándolo sorprendida en el medio de un semicírculo que le habían formado sus amigas, como distinguiéndola del resto; Julio, con temor, la voz entrecortada y una fría transpiración por todo su cuerpo, le susurró a la distancia: - Bailas…. ??

Esa noche de febrero fue el inicio de un gran amor entre dos pequeños seres, Julio estaba próximo a cumplir dieciocho años y Mabel con los recuerdos aún frescos de sus quince recién cumplidos; de ese baile disfrutaron toda la noche, con cumbias, baladas, pero….  cuando “Tito” Rodríguez en el medio de su concierto interpretó su tema “Inolvidable”, les permitió un acercamiento físico mas intenso, se adentraron más al centro de la pista de baile para no estar expuestos a la vista del público y confundidos entre otras parejas románticas Julio le deslizó un suave beso en la mejilla, a modo de un sello de tenencia; Mabel echó delicadamente su cabeza hacia tras y le sonrió a modo de aprobación.

Después vinieron días de reconocimiento y citas para tomar helados, recorrer las galerías en busca de fotos y discos, encuentros en plazas después del “cole”, Julio en cuarto año y Mabel un par menos; acompañarla hasta una cuadra antes de la casa de los padres, esperarla en la esquina de la casa de una amiga; aventuras propias del tiempo y la edad; un entorno de dos jóvenes enamorados, felices, inocentes…..

Para Mabel, la relación se fijaba como de admiración hacia Julio, la diferencia de edad, sus experiencias, la soltura y el manejo de la vida la sorprendía a cada instante; por su parte Julio definía lo suyo como protección a ese ser tan frágil y angelical; nunca se le había ocurrido de exponerla a un exceso de amor, era ternura sin sexo; algunas tardes con el pretexto de ver alguna película iban al cine, pero todo de limitaba en ocupar un par de butacas de las últimas filas y expresarse mutuamente sus delicados sentimientos amorosos con besos y abrazos; Julio estaba seguro que de querer avanzar más, lo podría conseguir, inclusive cuando intentaba algún nuevo juego amoroso exploratorio, no tenía resistencia por parte de Mabel; pero no era lo correcto se autocensuraba Julio, criado en una familia tradicional de aquellos años, con un padre que bien lo aconsejaba y tenía muchas expectativas en él, con una hermana de la edad de Mabel,….. no era justo lastimarla.

Además tampoco lo necesitaba fisiológicamente, con sus amigos los fines de semana organizaban salidas “de emergencia”, como le decían, e iban a unos reductos que de tan extraños resultaban sumamente divertidos y seguros, se habían echo habitué de la confitería “La Llave” que estaba en Pueyrredon y Arenales, y tenía ese nombre por que simbólicamente a los clientes se los reconocía entregándoles una llave del negocio a modo de socios, otras veces era “La Cueva” de Av. Del Libertador y Esmeralda, un local de penumbra total, música, tragos de “cubas libres”, hasta que alrededor de las cuatro de la madrugada las luces se iban incentivando y eso quería decir “taza, taza cada cual para su casa”, entonces en ese especie de amanecer se iba reencontrando cara a cara con sus amigas, algunas tristes, otras demasiado alegres, pero sobre todo generosas y sin muchas vueltas en una cama u otra terminaban la salida.

Mabel ignoraba esta, ¿se podría decir….. doble vida de Julio?.   Mabel se sentía extremadamente feliz con su relación, pero las juntas con las amigas, algunas mayores que ella la motivaban a querer más, a exponerse y querer una experiencia amorosa; así algunas veces se lo insinuó a su pareja, en los pasajes amorosos de intensidad ya no presentaba resistencia alguna y los límites los debía fijar Julio con cierta vergüenza.

Desde aquellos carnavales de “Ferro” ya había pasado un buen tiempo, si bien la relación estaba sustentada eran una pareja de adolescentes y no podían proyectar nada a un futuro inmediato, Julio en la facultad, Mabel terminando el comercial; eran admirados por los padres, Julio visitaba la casa de ella y Mabel la de los padres de Julio, eran los típicos “noviecitos” de aquellos años, pero jóvenes sin un panorama matrimonial a la vista, sin ninguna seguridad económica para encarar una vida…..
Todo esto también pasaba por la cabeza de Julio, la quería demasiado, la protegía, no quería hacerle daño, pero también la deseaba y quería poseerla como una mujer en todo su sentido, pero era tanto lo que la amaba que no quería que saliera lastimada….. y si en una de esas nos peleamos, nos cansamos….. eran preguntas que él se hacia reincidentemente de forma muy madura.
Por su parte Mabel estaba dispuesta a jugársela por el amor de su vida, en este tiempo las hormonas se le habían desarrollado en plenitud y deseaba otro tipo de relación con Julio.

No eran pensamientos individuales de cada uno, ya el tema lo habían tratado con demasiada adultez en reiteradas veces y ante cuadros límites de los juegos amorosos que se brindaban entre ellos; hasta que una tarde estando en la casa de Mabel y con el pretexto de preparar una trabajo para la escuela se aislaron en la habitación de ella, pero todo había sido un artilugio, sabiendo que su madre debía salir a hacer unas compras y eso le permitió contar con un terreno fértil y del cual Julio no podría escapar; de las caricias, pasaron por los besos, los reconocimientos genitales, las exploraciones de lo desconocido, al punto de estar en éxtasis total, sin ropas, sin negaciones, sin vergüenzas, ni pudores……..
A Julio le pasaron en un segundo miles de imágenes de su vida; la mirada tierna de su madre, una sonrisa de su hermana, un consejo de su padre, una noche de juerga con sus amigos y “amigas”, Mabel gozando y Mabel llorando……. Y como si fuera un resorte contenido saltó hacia atrás y con furia impresa en su rostro le dijo a Mabel: -Perdoname por quererte tanto, no quiero lastimarte, hasta aquí llegué……- tomó su ropa, rompió en llanto y nunca más la volvió a ver.-


Para Julio no fue fácil negarse, escapar o buscar excusas para no verla nunca más, pero así se lo juró de por vida, y fue la vida misma que les marcó distintos caminos a ambos.
Julio con un matrimonio frustrado un par de vuelcos en relaciones que parecían formales, todo un profesional, un buen padre, un solitario sexagenario por la vida.
Mabel, casada con un importador, madre de dos hijos, viajera del mundo, comerciante.
Pero ambos quedaron marcados por aquel amor “imposiblemente posible” que habían vivido de jóvenes y nunca encontraron respuestas al preguntarse que habría sido de ellos de haber continuado, así como nunca supieron de sus destinos, tampoco se volvieron a ver hasta el día de ayer……

La tarde estaba confundida entre la tibieza primaveral y la brisa fresca del atardecer, caminando por la Av. Santa Fé como lo hacía casi todas las tardes que salía de su estudio de abogado, Julio decidió comprarse una chalina para protegerse la garganta, vio unas importadas de seda natural en un negocio y no vaciló en entrar, miró algunas expuestas mientras esperaba ser atendido y repentinamente le suena en sus oídos un familiar, afectivo y reconocido sonido, similar a una sonrisa gutural…., recorre con su cabeza y atónita mirada a su alrededor en busca de una explicación, alguna fuente sonora…., algo que lo condujera a la realidad y que no fuera un ataque de locura, mas con la insistencia que esa sonrisa se le convirtió como en un canto de sirena que quería cautivarlo y retrotraerlo en un segundo cincuenta años….., cuando termina su giro casi completo en un costado del negocio se la encuentra a Mabel parada casi frente a él: la brisa del atardecer se le comprimió toda junta en la columna vertebral, la tibieza primaveral le invadió el alma….., no puede ser, no puede ser, no puede ser…., pensaba; a Mabel se le llenaron los ojos de lágrimas, le estiró las manos, se abrazaron……..,
Julio le deslizó un suave beso en la mejilla, a modo de un sello de tenencia; Mabel echó delicadamente su cabeza hacia tras y le sonrió a modo de aprobación.

Como chicos, sin palabras, con miradas cómplices se quedaron frente a frente por unos segundos que pareció una vida, en realidad fue una vida que se cruzó entre ellos…….., para salir del embarazoso momento Julio quiso explicarle, como pudo que estaba buscando una chalina, Mabel colaborando para romper o componer el momento le ofreció las mejores que tenía en seda natural; reinstalada una cierta normalidad emocional entre ambos, todavía con los corazones latiendo fuertemente, cada uno fue arriesgando un poco que había sido de sus vidas, en los primeros años de su separación, en sus inicios matrimoniales, sus vidas profesionales; pero esas preguntas y respuestas solo servían para aferrarse más y más al pasado en común de ellos, buscaban repuestas simpáticas o esquivaban preguntas que sabían que se harían.

Al final fue Mabel quien le eligió la chalina de suave seda natural, se la acomodó sobre el cuello mientras lo acompañaba hasta la puerta del negocio en un recorrido lento como si ninguno de los dos quisieran llegar al umbral; ahí mismo se volvieron a mirar, Mabel tomó la mano de Julio entre las de ella y mirándolo fijamente a los ojos con los suyos en llanto le dijo: -Gracias mi amor por haber sido tan bueno conmigo, disculpame si sufriste por mi, pero nunca comprendí lo tuyo hasta que conocí al padre de mis hijos y le pude brindar lo que vos tanto me cuidaste, nunca dejaré de amarte…..-
Julio trató de apartar su mano de las de ellas, como quien la extrae del interior de un tibio capullo de algodón y cuando le dejaba un beso sobre la mejilla le dijo:
-Perdoname por quererte tanto, no quiero lastimarte, hasta aquí llegué……- se fueron soltando mutuamente como pesadas amarras marinas…., Julio al girar sus pasos y encaminarse le pareció reconocer un pequeño llanto, gutural también, se le hizo difícil no darse vuelta y volver corriendo, tampoco cuando se dio cuenta que no le había pagado la chalina y tenía el argumento perfecto, se frenó por un segundo y siguió su camino pensando: ¡no, ahora no, ya es demasiado tarde….
 
Entonces retomó sus pasos con un destino incierto sin querer mirar atrás, acariciándose melancólicamente la chalina de seda que le recuerda la piel de esa mujer que dejó irse de su vida, disculpándose en voz baja: - Perdoname por haberte querido tanto…….

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