miércoles, 13 de junio de 2012

LAS SEMILLITAS DE ANTONIO PEREZ

Mención de Honor "IX Festival de Canto y Poesía 2011" organizado por el CIRCULO LITERARIO VARELENSE


Había terminado el ciclo lectivo y los festejos de los estudiantes del Nacional de Bahía Blanca se prolongaban por sus calles y por horas, el juramento de estudiantes de volverse a reencontrar, los sueños de universidades, las metas cumplidas; todo se entremezclaba en esa tarde de diciembre, típica de un verano desértico enmarcado dentro de una ciudad.
El baile de graduación en el Club Universitario encontraba nuevamente reunido al grupo que por años integraban: Antonio, Carlos, Rafael, Oscar y Miguel; se conocían desde los primeros años de secundario; entre bebidas exóticas como “destornillador” o “cola de mono” y al ritmo de Los Wawanco, que hacían sus primeras incursiones musicales,  prometieron encontrarse anualmente para festejar este día de graduación; el tiempo les deparaba estudios terciarios, al menos a cuatro de ellos.

La promesa del reencuentro no fue tal los primeros años, la asistencia era casi perfecta, a no ser por Antonio que siempre confirmaba su presencia, pero a último momento no aparecía, aduciendo tener que atender a “sus semillitas” …???
La situación económica de Antonio, no era floreciente, la secundaria la había terminado por una promesa y mucho esfuerzo, no pudo continuar con los terciarios, después se supo que el padre había fallecido en esos años de desencuentros, cosa que se contraponía a la realidad de Carlos y Oscar, que estaban próximos a recibirse de ingenieros; Rafael compartía la dirección de la metalúrgica de su padre, que le había permitido realizar viajes al extranjero para su perfeccionamiento, por su parte Miguel ya era un poderoso empresario agrícola explotando los campos de su familia en Torquinst y experimentando su título de ingeniero agrónomo. Antonio por su parte, trabajaba de repartidor con un camión de la Cooperativa Obrera.
Carlos con su título bajo el brazo, instaló una empresa en General Cerri de servicios petroleros; Oscar, diseñó el mejor country en Monte Hermoso y eso le permitió posicionarse como uno de los mejores ingenieros de la zona.
Por su lado cada uno fue construyendo sus vidas, con esposas, parejas, amantes y desparejas, hijos propios y adoptivos, los míos, los tuyos, los nuestros……unos siguieron, otros no.
Antonio seguía con su vida, cultivando “sus semillitas”, esforzándose del cuidado y viendo como crecían sus hijos, casi a la perfección de lo deseado por su esposa, dos varones y dos niñas; cada cual con sus estudios y un futuro cierto.
Antonio, por primera vez se animó a encontrarse con sus antiguos compañeros de estudios. Casi desentonaba con su presencia de “hombre común, chofer de camiones” rodeado de profesionales y empresarios, que lo miraban con cierta lástima; en la oportunidad el encuentro se prolongó por horas y tragos en una confitería, casi al final de calle Soler. Con las cicatrices de los años, la resaca de la bebida y el desvelo de las horas pasadas, ahora los cinco se parecían más a esos graduados de tantos años atrás, desalineados, sin protocolos, ni tarjetas de presentación, no se percibía la diferencia inicial; todos olían mal, hablaban mal….estaban mal, entonces cada uno fue confesando sus debilidades……


Antonio los fue observando, se apiadó de ellos en silencio, sintió una vergüenza ajena por esas siluetas de importantes contornos pero vacías en sus interiores, los miró como se iban derrumbando y se sintió cada vez más orgulloso del camino recorrido, de su vida y “sus semillitas”.
Pasaron los años y los encuentros se hacían más frecuentes, como si les hiciera falta esa comunión de amistad, como algo puro, quizás…… era lo único puro de sus vidas….esto lo pensó Antonio muchas veces.
El paso del tiempo los fue cambiando, habían trocado los temas de conversación, ya no eran chistes, ni recuerdos de juventud, ahora trataban temas adultos, preocupaciones de empresarios enriquecidos económicamente, pero empobrecidos espiritualmente……todo ese panorama le daba mucha pena a Antonio, algo ausente de los temas que trataban comenzó a planear una estrategia.
Con el correr de los años y la amistad que mantenían, posibilitó que los hijos e hijas de Antonio ingresaran a trabajar en las compañías de sus amigos y por sus estudios y las capacidades superadoras que poseían, prontamente ocuparan cargos gerenciales e influyentes en las decisiones empresariales y hasta ….. personales  de Carlos, Oscar, Rafael y Miguel.
En los encuentros entre ellos, que ahora ya eran mensuales, como si la vejez y la soledad los atrajera más, una vez alguien le preguntó a Antonio, con cierta ironía y falso recuerdo; ¿qué era eso de “las semillitas”?; ante ese interrogatorio, Antonio se sintió asombrado y halagado a la vez de poderles explicar después de mucho tiempo un gran secreto a sus amigos:

-La “semillitas” siguen existiendo…., son mis hijos, que los cultivé con mucho cuidado y amor…., yo invertí cada peso de mi sueldo de chofer en la educación de ellos, mientras vos…… Carlos comprabas máquinas petroleras, o…. Rafael invertías en tornos, o….. vos Oscar hacías barrios o…. Miguel cambiabas soja por girasol; en todo ese tiempo cuidé de “mis semillitas”…., hoy por suerte son robustos árboles que cuidan las espaldas de cada uno de Uds. en sus empresas y es más…., saben una cosa?……., los domingos nos reunimos toda la familia, en mi vieja casa de Villa Arias, compartimos unos fideos o algún asado y por la tarde entre mate y mate……. armamos la estrategia semanal para que a cada uno de Uds. les vayan mejor las cosas en sus empresas..-

Golpeados en su credulidad, los “profesionales-empresarios-exitosos”, demostraron asombro y temor ante las palabras de Antonio, a lo que los tranquilizó:

-No teman…., quiero lo mejor para cada uno…… los quiero mucho,… y junto a “mis semillitas” tenemos diseñada  una vida mejor para cada uno de Uds….

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