El fúbol
tiene esta cosa….¿viste!!!- esa es la muletilla cuando le piden una explicación
a Diego “El Vasco” Arrechea, otrora wing izquierdo y hoy leyenda del equipo de
Juventud de los años 60, de Maldonado, pueblo donde pasa su tiempo contando
anécdotas y algunas mentiras “creíbles” para algunos que no lo vieron jugar en
aquellos años de gloria futbolera de Don Diego; quienes lo visitan con ansias
de conocerlo le retribuyen tanta historia, invitándolo con alguna cañita o una
cerveza en el bar de la plaza central, en donde El Vasco tiene montado su
escenario de la vida en la mesa pegada a la ventana que da sobre la avenida
principal.-
En el
pueblo los más jóvenes no vivieron aquel partido, los mayores tampoco lo pudieron
ver por que Juventud jugaba de visitante; “El Vasco” Arrechea cuenta que….
tardó, nada menos que “una semana” para patear un corner, si... siete días con
sus soles y lunas; para él fueron siete días a la sombra; pero lo sigue
contando con una envidiable memoria y lujos de detalles a más de cincuenta
años, por lo que se hace más creíble aún.
Cuenta que
ese encuentro, que fue una partida difícil para el equipo de Juventud que se
enfrentaba con Alianza de Rocha, una localidad cercana pero bastante hostil
para jugar de visitante; en el campeonato zonal, los dos equipos iban punteros
a pocas fechas de finalizar el campeonato del año 60, cualquier resultado
ventajoso podía favorecer a uno de los equipos y ya cortarse como campeón.
Por esos
tiempos Arrechea era el mejor wing de la zona, lo habían venido a ver de la ciudad para
llevárselo a jugar para Nacional, pero siempre renunció a un futuro mejor por
no abandonar su pueblo – Prefierí
ser cabeza de ratón que cola de león – filosofa vagamente hoy, cuando le
preguntan por que no se fue a jugar a Nacional.
Todo el
equipo de Juventud había llegado a Rocha en un destartalado colectivo, que
tenía “El Tano Pasquale”, los días de semana lo usaba para el reparto de
verdura y los sábados trasladaba a los jugadores y hacia las veces de director
técnico de Juventud.
La
parcialidad de Alianza estaba alborozada, más de la mitad del pueblo, incluidos
los tres policías de la comisaría y hasta el mismo intendente del pueblo estaba
en la cancha esa tarde calurosa y húmeda de diciembre del 60 esperando a los
rivales, con banderas y carteles, esperanzados de mantener la punta del
campeonato con sed de triunfo y de bebidas alcohólicas que al consumirse
llenaban los tanques del descontrol de los hinchas.
Salir a la
cancha para Juventud, fue como la aparición de un gladiador en un circo romano,
chiflidos, gritos, escupidas, insultos por doquier para todos los familiares,
póstumos y próximos; ni una cara conocida, solamente los once que iniciaban el
partido, los suplentes, el técnico y el masajista; ni médico tenia Juventud.
Al menos el
réferi era de la ciudad y no cabía la posibilidad de dudar de su desempeño,
pero durante el partido se vio que se sentía presionado, cortaba algunas
jugadas ventajosas para Juventud, algunos fallos un poco dudosos, alguna cara
de susto cuando cobraba una falta de Alianza, pero era bastante ecuánime, se
equivocaba parejo para los dos lados.
El primer
tiempo terminó sin sobresaltos, no se sacaron ventaja ninguno de los dos
equipos, existieron jugadas determinantes, pero prevaleció el cero a cero; ya
en los vestuarios se escuchaba la voz del Tano Pasquale dando indicaciones
tácticas, mientras los muchachos se refrescaban, algunos tomando unas cervezas
y otros mas osados un “energizante” vino.
Ya prestos
a jugar el segundo tiempo los de Juventud, ahora ni se inmutaban de los gritos
e insultos de la parcialidad de Alianza, el entretiempo y los tragos
refrescantes los había acorazado contra cualquier adversidad; solamente tenían
en mente las instrucciones del técnico y algunas jugadas “preparadas”
principalmente los corner que patearía el Vasco Arrechea desde la izquierda…..,
se la tocaba al Mula Márquez y ahí debía desmarcarse el Carozo Otero, para
recibir la pelota con las mejores posibilidades de gol; toda una estrategia que
les había dado muy buenos resultados en otros partidos, pero en el transcurso
de éste no se pudo utilizar por venir siempre los corner de la derecha, que los
pateaba el Moncho Medina.
Faltaban
pocos minutos para finalizar el partido, el cero a cero no le servía a ninguno
de los dos, menos aún al local, la hinchada de Alianza entre el calor, la
bronca y la bebida que corría estaba enloquecida; para los de Juventud hacer un
saque lateral era un suplicio, a medio metro del alambrado, con los insultos en
los oídos, las escupidas y alguna que otra piedra, … estaba todo permitido; ya
faltaban segundos de descuento para terminar el partido;… una jugada dividida
en la esquina de la cancha y…. corner de la izquierda para Juventud….. entonces,
Diego Arrechea toma la pelota, caminando para la esquina se cruza con el Mula
y Carozo y busca la complicidad de ellos
para la gran jugada táctica definida por el Tano Pasquale; ya casi sobre el
ángulo mismo de la cancha y de frente al alambrado, desde ahí nomás uno de los
espectadores casi frente a frente…..le escupe groseramente la cara, “El Vasco”
sin amilanarse…. se embolsa los testículos con ambas manos y le dice: -Porque no le decís a tu madre que me venga a
“soplar” ésta-…… no terminó de completar la frase cuando uno de los tres
policías que estaba dentro del campo de juego se abalanzó sobre Diego, lo tiró
al piso, lo esposó y le susurró al oído algo así como los “derechos de los
detenidos” u otro insulto más o quizás le quiso morder la oreja, eso…. nunca se
supo y hoy tampoco lo recuerda Arrechea en su relato.
El estupor
se generalizó entre los jugadores de un equipo y del otro, el Tano Pasquale,
pedía: garantías, los pibes de Juventud: tiempo adicional, los de Alianza: la
hora; el público: justicia, el réferi: una explicación, que le fue dada por el
comisario del pueblo, que ingresó a la cancha bajo el aplauso de la hinchada
local – Vea, señor árbitro, aquí se detectó un agravio personal hacia el
intendente del pueblo el Dr. Nicolaides por parte de esta persona que con
gestos grotescos insultó al doctor y a su madre, por eso tenemos que intervenir
y llevarlo detenido al infractor de la ley de espectáculos públicos y Ud. no
obstruya a la autoridad si no quiere ser detenido por cómplice -…..,el réferi
retrocedió lentamente, como quien no tiene nada que ver preguntándose
internamente como seguía esto.
Diego
Arrechea no había tenido la mejor idea de haber insultado con gestos y todo al
mismísimo Intendente Municipal de Rocha y a su señora madre, - la agresión
existió – se excusó el comisario mientras lo llevaba por la calle hasta la
delegación policial en calidad de detenido, mientras tanto en la cancha el
partido continuaba suspendido, el referí no lo había expulsado a Arrechea y no
lo podía continuar con un jugador menos, el Tano Pasquale no quería saber nada
de reemplazarlo por otro jugador, él lo quería a Diego pateando el corner
“tantas veces practicado y efectivo”, el comisario ya se encontraba en su
escritorio sumariando “al imputado”, la tarde se estaba yendo y asomaban las
primeras sombras de la noche, nadie sabía como seguía esto.
Según
cuenta Don Diego por estos días, al que lo quiera escuchar; que nadie se movió
de las tribunas, algunos estaban cansados de gritar y con sueño de los brebajes
tomados; los jugadores desparramados por el campo de juego “como flores
marchitas”, el réferi queriendo recordar algún artículo que diera por
finalizada o suspendida la contienda deportiva, el Tano Pasquale empecinado con
su estrategia del corner, y así……. pasaron los días, si…. los días, uno…,
dos…., tres…., una semana, hasta el sábado siguiente en que Arrechea “quedó en
libertad por falta de méritos” ya que el intendente y todos los testigos
estaban en la cancha y nadie se presentó a declarar…..nadie quiso abandonar su
lugar, era casi una final, nadie se la quería perder…..y si se iban a las casas
y el partido continuaba, estaban todos ahí, casi en los mismos lugares de hace
una semana…si, una semana entera en la cancha.
Cuando lo
vieron ingresar al Vasco nuevamente al campo de juego, los espectadores se
quitaron la pereza, algunos con los codos despertaban a los de al lado, los
jugadores con sus barbas crecidas y el pelo revuelto se levantaron del césped,
se quitaron las lagañas de los ojos con los nudillos, el réferi se sintió
aliviado de poder continuar con el juego y el Tano Pasquale le recordaba a
Arrechea la jugada “táctica del corner”.
Los
jugadores se ubicaron en el área de Alianza, el vasco agarró la pelota, se fue
nuevamente hacia el ángulo recto de la esquina del campo de juego, se enfrentó
a los hinchas adversarios que lo miraban atónitos, levantó su mano, con una
sonrisa de picardía saludo al intendente y ubicó la pelota en el cuarto de
círculo para patear el corner, ahí los hinchas de Alianzas comenzaron de nuevo
con los insultos de todo calibre, a Diego le hervía la sangre ya que a su
espalda reconocía la voz del intendente, el réferi transpiraba (-Otra vez, no –
pensaba por lo bajo)…. El Mula esperaba la pelota,….Carozo ya soñaba con la
jugada de gol, el Tano Pasquale saboreaba el triunfo…….. el Vasco tomó una
corta carrera llena de insultos y escupidas, llegó hasta la pelota, el centro
al Mula……….y el árbitro dio por finalizado el partido, ahí con la pelota en lo
alto, casi flotando en el aire desapareció, nunca más bajó, dicen que pasó un
ángel y se la llevó…….. -El fúbol tiene esta cosa….¿viste!!!- cerró el relato
El Vasco.
Hoy todavía
Arrechea cuenta esta anécdota a cambio de una cañita o una cerveza a todo aquel
que la quiera escuchar y también algunas mentiras “creíbles” para algunos que
no lo vieron jugar en aquellos años de gloria.
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