martes, 5 de junio de 2012

LA LECCIÓN


Rodrigo estaba en la puerta del hotel Habana Libre esperando un taxi para ir al aeropuerto José Martí, para tomar el vuelo de Copa que lo llevaría de regreso a  Buenos Aires, luego de unos placenteros días en Cuba . Repentinamente un taxista lo saludo con corrección y lo invitó a acceder bajándose del auto y abriéndole la puerta, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una camisa celeste, corbata azul y pantalones negros, una indumentaria algo incomoda para soportar el calor que hacía.

El taxista le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: - Yo soy Willy, su chofer.- Mientras ponía el vehículo nuevamente en marcha.  Rodrigo leyó la tarjeta: “Misión de Willy” (se leía como título) “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable"


Rodrigo quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!  

Mientras conducía Willy le dijo: - Le gustaría un café? tengo unos termos con café…, o prefiere un te -. Rodrigo algo desafiante, pero de buenas maneras le redobló el invite:       - Preferiría algo fresco -  Willy sonrío: - No hay problema tengo un hielera con bebidas, ¿un mojito? O prefiere agua o jugo de naranja -. Algo confundido de tanta cortesía Rodrigo optó: - Tomare un jugo -

Pasándole su bebida, Willy lo invitó, - Si desea usted algo para leer, tengo revistas y el Gramma de hoy... -

Seguidamente, Willy le entregó otro cartón plastificado: "Estos son los cd que tengo y la lista de canciones, ahora si quiere también puede escuchar la radio" decía. 

Y como si esto fuera poco, se disculpó explicándole que tenía el aire acondicionado prendido y le preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le indicó cual seria la mejor ruta al aeropuerto mostrándole el GPS . También le hizo conocer que estaría contento de poder conversar con él o, si prefería no lo molestaría durante el viaje.     

Rodrigo le pregunto asombrado - ¿Siempre  atendés así a los clientes?-  

Willy sonrió a través del espejo retrovisor, con el típico tono caribeño y la educación cubana, le contestó: - No, no “señol”. Desde hace algunos años…. Mis primeros años de chofer no fueron tan fáciles, no me alcanzaba para pagar el alquiler del vehículo, me la pasaba despotricando, de mal humor, no me cuidaba yo y menos el carro; gasté la mayor parte del tiempo quejándome. Un día escuche en la radio unas reflexiones del “compañero” Fidel y me pegó aquí (señalándose el entrecejo con su dedo índice) el mensaje me llegó profundo y me hizo recordar mis años de estudiante –

Rodrigo lo interrumpió en su relato: - ¿Así que tienes estudios?
- Si…, soy ingeniero aeronáutico – Rodrigo lo observó con cierta desconfianza por el espejo retrovisor, quería verle los ojos, algún gesto que delatara la mentira, alguna mueca…, pero nada; Willy continuó con su relato: - Creame, “señol” soy ingeniero aeronáutico, hablo perfectamente el ingles y viví dos años en China en donde aprendí algo de mandarín mientras trabajaba en una fábrica de aviones militares para perfeccionarme -

A esta altura ya Rodrigo estaba fascinado por el relato, que no hacía más que confirmar el fenómeno potencial que tiene la juventud cubana y que había observado durante su permanencia en la isla en distintas conversaciones que había mantenido con el personal del hotel, algunas muchachas en la playa, circunstanciales vendedores en algunas ferias o guías de turismo – Pero entonces, Willy tu eres ingeniero, dominas perfectamente el ingles, manejas algo el mandarín y estas… manejando un taxi – buscó el mejor tono de pregunta para no herir la susceptibilidad de su receptor.  - ¿Y que tiene de malo que yo esté manejando un taxi? – Algo perturbado Rodrigo quiso reformular la pregunta, pensó un instante, no encontraba las palabras justas; al comienzo tartamudeó un poco: - Pero…, pero,,, ¿cuanto, cuanto ganas al mes? –

Willy dentro de su formación y filosofía de vida, no entendió bien la pregunta, no comprendía que relación existía entre su profesión, los estudios y ahora esa pregunta fuera de contexto; pero acostumbrado a tratar con turistas se prestaba a sacar otro de los “cartelitos” que tenía para la atención de los pasajeros, pero prefirió, dar su enésima explicación: - Ahora contesteme usted una pregunta: ¿a que se dedica…, de que trabaja? – Rodrigo le comentó que era jefe de comercialización de una empresa, que había estudiado administración de empresa…, que su propuesta era llegar a gerente…
- ¿Y…, está estudiando para llegar a gerente? – lo interrumpió Willy. – No…, es algo complicado, es una competencia de supremacía económica, uno se debe crear el espacio, abrirse camino, es una lucha que hay veces te puede llevar la vida, otras veces puede ser hasta sanguínea, es como una guerra…-
- Ahh…, entonces su trabajo pasa por lo material, una competencia descarnada con sus semejantes, nada de capacitación, nada de perfeccionamiento, nada de estudios – Rodrigo lo interrumpió: - Si…, ya te dije que he estudiado..- pretendió justificarse. – Pero después de cuatro o cinco años de universidad, ¿no ha estudiado nada más, con eso cree que es suficiente para llegar? – Ahora era él que lo estaba interrogando. Algo fastidiado Rodrigo lo volvió a fustigar retrotrayendo una pregunta: - ¿Pero no me has dicho cuanto ganas al mes? –

Willy, sabiendo que contaba con tiempo suficiente para llegar al aeropuerto, estacionó el taxi sobre la banquina, y girando sobre sí, extendió el brazo derecho sobre su asiento para permitirse hablar de frente al pasajero: - Mire, aquí en Cuba no existe el “tanto tenes, tanto vales”; si le interesa…, yo no llego a ganar cincuenta dólares mensuales, más algunas propinas de los turistas, pero eso no me impide seguir estudiando, ahora mismo estoy aprendiendo francés y estoy cursando una maestría post grado de ingeniería aero espacial; sin ofenderlo, me imagino que su formación le impedirá entenderme, pero quiero explicarle que entre los cubanos competimos muy fuerte en superarnos profesionalmente; cuanto mas estudiamos, mas seguro estamos de ser mejores, quizás terminamos manejando un taxi, pero todos tenemos las mismas oportunidades, la educación es gratuita y mientras estudiamos el estado nos paga; en mi caso trato de mejorar día a día y vivo esperanzado que en algún momento me convoque el gobierno para desempeñarme dentro de la industria nacional o con el tiempo enseñar, ser profesor o…., seguir manejando este taxi y poder demostrarle a cada uno de los turistas que nos visitan la pujanza que tenemos los jóvenes cubanos –
Willy se acomodó nuevamente en su asiento y continúo rumbo al aeropuerto; Rodrigo no podía ordenar lo que había escuchado, cuando llegaron a destino y teniendo tiempo suficiente, lo invitó a tomar algo en el bar para seguir la conversación que a esta altura le parecía interesante y corroboraba todo lo hablado con otros cubanos.
- No se crea “señol” que somos todos iguales, hay chicos que se quedaron a mitad de camino y más de la educación secundaria no han pasado, pero la mayoría procuramos progresar – Rodrigo lo observaba ya casi con admiración a ese muchacho un poco menor que él, mientras dejó el vaso de jugo sobre la mesa lo felicitó: - Me has dado una clase magistral de nociones que desconocía, en este poco rato que hablamos me has hecho ver las cosas de otra forma, te agradezco tu enseñanza de vida –.  Willy sorbiendo el resto del mojito que quedaba en su vaso lo tranquilizó: - Ha visto amigo que podemos hablar como colegas, sabe que importante es eso para mi, que yo lo haya traído a usted en mi coche al aeropuerto es algo circunstancial, lo importante es que mi dedicación haya dejado en usted una enseñanza -
En Rodrigo las palabras de Willy le siguieron dando vuelta en la cabeza durante todo el vuelo, cuando llegó a Buenos Aires, pensaba que se olvidaría, pero no, aquella enseñanza de vida le valió para continuar con sus estudios, un curso y otro, una maestría, mas otra capacitación le permitieron acceder al puesto de gerente de comercialización que tanto deseaba; cuando tuvo oportunidad de regresar a Cuba se contactó con Willy, que le había dejado sus datos en aquella visita. Cuando se encontraron en el aeropuerto José Martí se abrazaron con extrema fraternidad y Rodrigo casi agradeciéndole le manifestó: - Ahora sí !!! hermano podemos hablar de igual a igual -

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