Rodrigo
estaba en la puerta del hotel Habana Libre esperando un taxi para ir al
aeropuerto José Martí, para tomar el vuelo de Copa que lo llevaría de regreso
a Buenos Aires, luego de unos
placenteros días en Cuba . Repentinamente un taxista lo saludo con corrección y
lo invitó a acceder bajándose del auto y abriéndole la puerta, lo primero que
notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chofer bien vestido con una
camisa celeste, corbata azul y pantalones negros, una indumentaria algo incomoda
para soportar el calor que hacía.
El taxista
le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: - Yo soy Willy, su chofer.-
Mientras ponía el vehículo nuevamente en marcha. Rodrigo leyó la tarjeta: “Misión de Willy”
(se leía como título) “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la
manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente
amigable"
Rodrigo
quedo impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi
estaba igual que el exterior, ¡¡limpio sin una mancha!!
Mientras
conducía Willy le dijo: - Le gustaría un café? tengo unos termos con café…, o
prefiere un te -. Rodrigo algo desafiante, pero de buenas maneras le redobló el
invite: - Preferiría algo fresco - Willy sonrío: - No hay problema tengo un
hielera con bebidas, ¿un mojito? O prefiere agua o jugo de naranja -. Algo
confundido de tanta cortesía Rodrigo optó: - Tomare un jugo -
Pasándole
su bebida, Willy lo invitó, - Si desea usted algo para leer, tengo revistas y
el Gramma de hoy... -
Seguidamente,
Willy le entregó otro cartón plastificado: "Estos son los cd que tengo y
la lista de canciones, ahora si quiere también puede escuchar la radio"
decía.
Y como si
esto fuera poco, se disculpó explicándole que tenía el aire acondicionado prendido
y le preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le indicó cual seria
la mejor ruta al aeropuerto mostrándole el GPS . También le hizo conocer que
estaría contento de poder conversar con él o, si prefería no lo molestaría
durante el viaje.
Rodrigo le
pregunto asombrado - ¿Siempre atendés
así a los clientes?-
Willy
sonrió a través del espejo retrovisor, con el típico tono caribeño y la
educación cubana, le contestó: - No, no “señol”. Desde hace algunos años…. Mis
primeros años de chofer no fueron tan fáciles, no me alcanzaba para pagar el
alquiler del vehículo, me la pasaba despotricando, de mal humor, no me cuidaba
yo y menos el carro; gasté la mayor parte del tiempo quejándome. Un día escuche
en la radio unas reflexiones del “compañero” Fidel y me pegó aquí (señalándose
el entrecejo con su dedo índice) el mensaje me llegó profundo y me hizo
recordar mis años de estudiante –
Rodrigo lo
interrumpió en su relato: - ¿Así que tienes estudios?
- Si…, soy
ingeniero aeronáutico – Rodrigo lo observó con cierta desconfianza por el
espejo retrovisor, quería verle los ojos, algún gesto que delatara la mentira,
alguna mueca…, pero nada; Willy continuó con su relato: - Creame, “señol” soy
ingeniero aeronáutico, hablo perfectamente el ingles y viví dos años en China
en donde aprendí algo de mandarín mientras trabajaba en una fábrica de aviones
militares para perfeccionarme -
A esta
altura ya Rodrigo estaba fascinado por el relato, que no hacía más que
confirmar el fenómeno potencial que tiene la juventud cubana y que había
observado durante su permanencia en la isla en distintas conversaciones que
había mantenido con el personal del hotel, algunas muchachas en la playa,
circunstanciales vendedores en algunas ferias o guías de turismo – Pero
entonces, Willy tu eres ingeniero, dominas perfectamente el ingles, manejas
algo el mandarín y estas… manejando un taxi – buscó el mejor tono de pregunta
para no herir la susceptibilidad de su receptor. - ¿Y que tiene de malo que yo esté manejando
un taxi? – Algo perturbado Rodrigo quiso reformular la pregunta, pensó un
instante, no encontraba las palabras justas; al comienzo tartamudeó un poco: -
Pero…, pero,,, ¿cuanto, cuanto ganas al mes? –
Willy
dentro de su formación y filosofía de vida, no entendió bien la pregunta, no
comprendía que relación existía entre su profesión, los estudios y ahora esa
pregunta fuera de contexto; pero acostumbrado a tratar con turistas se prestaba
a sacar otro de los “cartelitos” que tenía para la atención de los pasajeros,
pero prefirió, dar su enésima explicación: - Ahora contesteme usted una
pregunta: ¿a que se dedica…, de que trabaja? – Rodrigo le comentó que era jefe
de comercialización de una empresa, que había estudiado administración de
empresa…, que su propuesta era llegar a gerente…
- ¿Y…, está
estudiando para llegar a gerente? – lo interrumpió Willy. – No…, es algo
complicado, es una competencia de supremacía económica, uno se debe crear el
espacio, abrirse camino, es una lucha que hay veces te puede llevar la vida,
otras veces puede ser hasta sanguínea, es como una guerra…-
- Ahh…,
entonces su trabajo pasa por lo material, una competencia descarnada con sus
semejantes, nada de capacitación, nada de perfeccionamiento, nada de estudios –
Rodrigo lo interrumpió: - Si…, ya te dije que he estudiado..- pretendió
justificarse. – Pero después de cuatro o cinco años de universidad, ¿no ha
estudiado nada más, con eso cree que es suficiente para llegar? – Ahora era él
que lo estaba interrogando. Algo fastidiado Rodrigo lo volvió a fustigar
retrotrayendo una pregunta: - ¿Pero no me has dicho cuanto ganas al mes? –
Willy,
sabiendo que contaba con tiempo suficiente para llegar al aeropuerto, estacionó
el taxi sobre la banquina, y girando sobre sí, extendió el brazo derecho sobre
su asiento para permitirse hablar de frente al pasajero: - Mire, aquí en Cuba
no existe el “tanto tenes, tanto vales”; si le interesa…, yo no llego a ganar
cincuenta dólares mensuales, más algunas propinas de los turistas, pero eso no
me impide seguir estudiando, ahora mismo estoy aprendiendo francés y estoy
cursando una maestría post grado de ingeniería aero espacial; sin ofenderlo, me
imagino que su formación le impedirá entenderme, pero quiero explicarle que
entre los cubanos competimos muy fuerte en superarnos profesionalmente; cuanto
mas estudiamos, mas seguro estamos de ser mejores, quizás terminamos manejando
un taxi, pero todos tenemos las mismas oportunidades, la educación es gratuita
y mientras estudiamos el estado nos paga; en mi caso trato de mejorar día a día
y vivo esperanzado que en algún momento me convoque el gobierno para desempeñarme
dentro de la industria nacional o con el tiempo enseñar, ser profesor o….,
seguir manejando este taxi y poder demostrarle a cada uno de los turistas que
nos visitan la pujanza que tenemos los jóvenes cubanos –
Willy se
acomodó nuevamente en su asiento y continúo rumbo al aeropuerto; Rodrigo no
podía ordenar lo que había escuchado, cuando llegaron a destino y teniendo
tiempo suficiente, lo invitó a tomar algo en el bar para seguir la conversación
que a esta altura le parecía interesante y corroboraba todo lo hablado con
otros cubanos.
- No se
crea “señol” que somos todos iguales, hay chicos que se quedaron a mitad de
camino y más de la educación secundaria no han pasado, pero la mayoría
procuramos progresar – Rodrigo lo observaba ya casi con admiración a ese
muchacho un poco menor que él, mientras dejó el vaso de jugo sobre la mesa lo
felicitó: - Me has dado una clase magistral de nociones que desconocía, en este
poco rato que hablamos me has hecho ver las cosas de otra forma, te agradezco
tu enseñanza de vida –. Willy sorbiendo
el resto del mojito que quedaba en su vaso lo tranquilizó: - Ha visto amigo que
podemos hablar como colegas, sabe que importante es eso para mi, que yo lo haya
traído a usted en mi coche al aeropuerto es algo circunstancial, lo importante
es que mi dedicación haya dejado en usted una enseñanza -
En Rodrigo
las palabras de Willy le siguieron dando vuelta en la cabeza durante todo el
vuelo, cuando llegó a Buenos Aires, pensaba que se olvidaría, pero no, aquella
enseñanza de vida le valió para continuar con sus estudios, un curso y otro,
una maestría, mas otra capacitación le permitieron acceder al puesto de gerente
de comercialización que tanto deseaba; cuando tuvo oportunidad de regresar a
Cuba se contactó con Willy, que le había dejado sus datos en aquella visita.
Cuando se encontraron en el aeropuerto José Martí se abrazaron con extrema
fraternidad y Rodrigo casi agradeciéndole le manifestó: - Ahora sí !!! hermano
podemos hablar de igual a igual -
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