Parecería
que a Humberto sus padres ya le habrían marcado el destino de su vida antes de
nacer; tan solo con la elección del nombre; Humberto es de origen germánico y
significa “oso gigante, brillante y famoso”, según la antroponimia se trata de
una persona que: se expresa como pensador original y realizador cabal, tanto al
considerar las cosas como en su manera de proceder. Se agiganta en las empresas
sin precedente, unas veces para hacer surgir lo nuevo y otras para dar a lo
viejo nuevos servicios, en ambos casos, con miras al presente y al futuro. Ama
lo práctico. Podría destacarse en profesiones como inventor, aviador,
ingeniero, maestro, comerciante, líder, administrador.
Y Humberto
no pudo escapar al designo de sus padres, haciendo gala de su nombre se
posicionó, después de mucho estudio y esfuerzo en el administrador principal de
una empresa comercial de primera línea, referente gerencial, con un muy buen
sueldo, bonus anuales y demás beneficios de ejecutivo senior.
Un
infatigable luchador, próximo a los cincuenta años, casado con muchos problemas
matrimoniales, con un par de hijos mayores pero dependientes económicamente de
él, meticuloso provocador del destino, departamento propio, casa de fin de
semana, empedernido en propuestas y desafíos, con coche propio y otro de la
mujer que no para de exigirle lujos, no deja pasar un minuto sin estar
generando proyectos, de carácter firme, convincente, muy temperamental,
impulsivo y hasta fanático en sus ideales empresarios, ya lleva dos infartos a
cuesta……..
Fueron en
distintos instantes de su vida, casi podría decirse que fueron infartos
generados por él mismo, en su forma meticulosa y programada que lleva de sus
actos, también esos infortunios los tenía en cuenta y no los evitó, se encargó
de atacar al miocardio como si fuera un ente de la competencia, le puso tanta
garra a la cosa que los infartos le salieron casi perfectos, con un intervalo
de cinco años entre uno y otro, el primero cuando acababa de cumplir los
cuarenta años y debía sobre exponerse al
límite de sus fuerzas y capacidad para poder cubrir la exigencias de su esposa
que no dejaba de vivir en la burbuja de la típica “mujer de un ejecutivo”; el otro cuando agotado de sus problemas
matrimoniales pretendió darle un corte a la relación y la esposa salió
pidiéndole una fortuna por el divorcio; ello, además del infarto provocó que a
partir de ahí cada uno hiciera su vida por separado aún viviendo bajo el mismo
techo y aparentando para el resto de la
gente una buena convivencia; Humberto necesitaba esa imagen familiar por su
progreso en la empresa y su esposa necesitaba el nivel de vida que le aseguraba
su marido, un convenio perfecto, hipócrita, pero perfecto.
En
Humberto, todo es muy pasional, con su trabajo, con sus empleados, con su amiga
de años, con la cual convive a tiempo compartido y así la joven Analía lo
acepta por que sabe que esos momentos son el único instante de felicidad con
que cuentan ambos; él también lo siente así y continuamente busca refugio en
ese amor que debe callar como algo clandestino.-
Aquello de
“oso gigante, brillante y famoso” parecería que lo hubiese estudiado alguna
vez, se mueve como tal, un poco tosco en su desplazamiento, impulsivo,
arremetedor, pero a la hora de los resultados no deja de ser calificado como
“ganador”; así lo distinguen en la empresa y así es visto en el directorio;
quizás por tantos méritos es que le perdonan algunas actitudes incorrectas,
desplantes o estados eufóricos; es común verlo vociferar y festejar el
resultado de un buen negocio tal si fuera el gol en una cancha de fútbol, y
reputear hasta el cansancio cuando las cosas no se le dan.
La
administración del tiempo, es un fenómeno que nadie se explica, siempre tiene
un instante para todos, los días de Humberto tienen 48, 72, 96 horas, según las
que necesite, es inagotable; arranca a las seis de la mañana y no descansa, si
se puede decir descansar, hasta después de medianoche cuando agotado de la
jornada y los dislates de su esposa logra conciliar por un rato el sueño.-
En el orden
de su vida nadie tiene privilegios, su esposa, sus hijos, el trabajo, sus
“llamados” amigos, sus competidores, todos están en una misma línea de
exigencia, puesta a prueba y resultados, todos lo desafían, a todos les debe
rendir cuentas, de ninguno se puede descuidar; aunque parezca mentira, pese a
esa filosofía, tan solo queda fuera de ese contexto Analía, quien está mas allá
del bien y el mal.
Los fines
de semana, según sus palabras son para el placer, el descanso y planificar; es
común que las noches de los sábados organice encuentros con los gerentes
acompañados por sus esposas o novias en su departamento o la casa en el
country, con el pretexto de escaparle a la oficina, pero a medida que avanza la
reunión, entre copas, bocados, chistes, música y distracción; poco a poco los
va absorbiendo y llevándolos a la médula de su intención, y los empieza a
adoctrinar, provocar, desafiar; como dice él a capacitarlos inconcientemente,
hasta el mismo agotamiento, pero con la satisfacción de haber logrado su
cometido, contar con los mejores gerentes, “el que no esté a esa altura, el que
no aguante el entrenamiento….que abandone”, es su principio.
Toda esa
vida acelerada ya le pasó factura a su salud, ya tuvo un par de advertencias,
pero Humberto las tomó como cosas pasajeras y provocadas por situaciones
extremas que no volvería a tolerar, no es que las evitaría,… no las toleraría
mas,… esto lo pinta de cuerpo entero en cuanto a su mirada de las cosas, su
omnipotencia y desafío constante al destino.
Su cuerpo
está molido a golpes y tiene veinte o treinta años más que la misma edad de
Humberto, descuidado, exigido, pero constantemente le pide más y más; también
desafía a su organismo, nada lo amilana, ni sus malestares, ni sus alertas; se
sobrepone, respira,…… pasa su dedo índice entre el cuello de la camisa y la
garganta, traga con cierta dificultad, ……respira hondo, se acomoda el nudo de
la corbata, se arregla con las palmas de las manos los laterales de su
cabellera y sale nuevamente al combate; ………sube rápidamente las escaleras como
si fuera un jugador de fútbol avanzando por el túnel en busca del campo de
juego………..
De pronto
un sofocón,… - un ahogo? – se pregunta; se detiene, …..tambalea en sí, tose una
y otra vez, el brazo izquierdo le envía un aviso y se le pone tieso….., un
fuerte dolor en el pecho, un puntazo inesperado y otro más…….. quiere pedir
ayuda, se niega, ……..quiere reponerse solo, pero no pasa desapercibido a las
miradas de los empleados que lo rodean y lo ven transpirar en exceso, ……..otro
puntazo en el pecho, esta vez como si fuera el disparo de un revolver, este le
duele, hace que lleve su mano derecha sobre esa zona, hace un gesto de dolor,
entrecierra los ojos y se desploma en el piso…..
Casi en
forma sistemática, con lapsos perfectamente establecidos, concordante con su
organización, los infartos se le dan cada cinco años, aquel a los cuarenta,
luego a los cuarenta y cinco y ahora este, …. este que no es como los
anteriores en que se repuso rápidamente; se lo propuso y este infarto mejoró
con los anteriores, es mas violento, mas intenso, es un infarto creado a su
imagen y semejanza, a su estilo de vida, atacó con todo el miocardio, la
provisión sanguínea, el oxígeno, todo en uno…….. si no fuera que está postrado
en una sala de terapia intensiva podría valorarlo como un éxito total.-
Pasan los
días y el cuadro no mejora, la gravedad es extrema, los médicos que lo asisten
están convencidos que sigue con vida por aquello de asemejarse a “un oso”; con
máscara de oxigeno, alimentado por sonda, medicado al extremo, con cables por
doquier y conectado a cuanto artefactos hay en la sala de terapia, no se da por
vencido, quiere continuar con su actividad, reclama los celulares, el iPod, la
Tablet, pide por su secretaria, sus empleados, quiere una reunión de emergencia
con sus gerentes, exige, ordena, intenta desconectarse, se quita la máscara y
vocifera, insulta, se convulsiona….., los médicos deciden sedarlo, pero bien
sedado, al estado de un coma farmacológico.
Humberto no
sabe lo que pasa a su alrededor, todos se mueven lentamente, lo atienden, lo
medican, lo higienizan, pero no le escuchan, -¿no me escuchan estos
pelotudos….?- se pregunta con preocupación, con irritación…. -¿pero si yo los
escucho…., me hablan.., me sonríen, si
hace un rato vino mi esposa con uno de mis hijos, no se bien que me dijeron,
seguro necesitarían dinero,…. se los veía preocupados….que estará pasando…..?-
El tiempo
transcurre en el exterior del mundo, en el interior de Humberto no hay días ni
noches, ni horas, solo hay instantes de sueño y despertares cuando lo requieren
las asistencias médicas o las constantes visitas que tiene, que no se explica
quienes son esas caras que aparecen de golpe y se borran, algunas conocidas de
la oficina, otras de vecinos del country, algunos parientes que hace tiempo que
no veía, esto lo hace recapacitar sobre la gravedad del cuadro – la puta que
los parió, si aparecen todos estos es que me voy a morir,…. mierda me voy a
morir, no le voy a dar el gusto a nadie, no tan fácilmente se van a deshacer de
mi, seguro que esta es otra obra siniestra de mi mujer…..-; parecería que en su
intimidad tuviera una lucidez y un accionar impecable, pero el cuadro de
paciente es detestable, cables, conductos, máscara, balbuceante al hablar,
trastocando palabras, sílabas….y la opinión de los profesionales nada
alentadora en la medida que avanzan los estudios realizados; toda esta imagen,
toda esa realidad, la verdad de ese cuadro es ignorada por Humberto, no le
llega la data, no tiene la capacidad de asimilar la delgada línea por la cual
está caminando entre un lado y otro de la vida; pero en su inconciencia
prevalece su inteligencia y capacidad dominante y se propone esforzarse lo más
posible para saber que pasa a su alrededor, sin demostrar ninguna alteración ni
gesto que lo delate.
Y así fue
que se propuso cambiar todo, no más preocupaciones, cada uno en lo suyo, que se
caiga el mundo….yo me corro…., la empresa, la familia, mis pertenencia, mis
ideales……-todo al carajo, quiero vivir, no quiero morir, quiero vivir…… -
rompió en llanto, pero un llanto muy intimo, muy personal, muy privado, nadie
de los que lo acompañaban en ese momento se dieron cuenta que estaba llorando
desesperadamente, apenas advirtieron que sus manos se aferraran con fuerza y
apuñaban las sábanas.
A medida
que era visitado por sus allegados, parientes y amigos, entre verdad y
fingiendo continuaba con su estado de inconciencia, esa modalidad neutra lo
hacía sentirse bien, especular, jugar con las visitas, escuchar sus
conversaciones, enterarse de los partes médicos, saber cuanto lo apreciaban
unos y cuanto lo despreciaban otros; ………. una noche muy tarde, casi de
madrugada, recibió la visita de su amiga Analía, esa chica con la cual convive
los últimos años; el ingreso de ella a terapia se lo permitió una enfermera
convencida por unos pesos. Habían pasado
varios días y Analía no sabía nada de él, de su estado, hasta que se enteró un
día que llamó a la empresa haciéndose pasar por una clienta, buscó el medio, el
tiempo, las circunstancias, no deseaba encontrarse con nadie, ni parientes, ni
amigos, nada que le hiciera fingir su permanencia al lado del lecho de su
amado, quería estar a solas con él, necesitaba hablarle, agradecerle,
acariciarlo, necesitaba sentir la respiración cerca de ella, el calor de su
cuerpo de oso……. y así la reconoció Humberto que se desesperaba expresándole
frases de agradecimiento, frases que llegaban a los oídos de Analía de una
forma inaudible, faltos de coordinación, sin continuidad gramática, pero a
través de los ojos denotaba la ternura de lo que quería expresar y eso si era
percibido por Analía, quien le devolvía las caricias, las palabras y el
agradecimiento de años de amor; no podía permanecer mucho tiempo en la sala de
terapia, a cada instante venía la enfermera para pedirle que se retirara o
¿pretendía algunos pesos más?; Analía quería permanecer toda la noche a su
lado, necesitaba estar con él, le prometió volver pronto, lo fue dejando de a
poco, como arrastrándose y desapareció de los ojos de Humberto en la oscuridad
de la sala como si fuera un hada, dejó una estela de estrellitas, la fragancia
de su perfume, la tibieza de sus caricias, sus palabras, su sonrisa, un pequeño
llanto…..y todo su amor; todo esto lo percibió Humberto como si hubiese tenido
unos minutos de lucidez extrema, se sintió recuperado, feliz, agradecido de un
poco de amor en tanto dolor.
La
experiencia vivida con su niña amada, lo hizo continuar con su casi actuación
de esa somnolencia permanente, en parte la improvisaba y en parte eran los
efectos de los sedantes que le continuaban dando para aplacar a “ese oso”,
internamente estaba convencido y ahora más de querer vivir, no le importaba el
precio, las consecuencias, las implicancias…solo quería vivir….; pero el cuadro
seguía siendo demasiado grave, un físico maltratado, un tercer infarto, no
denotaba signos recuperatorios, nada alentador, como tampoco eran alentadores
los cuadros que alcanzaba a detectar a su alrededor, las conversaciones, las
miradas, las mentiras que descubrió entre su gente de confianza, nadie se daba
cuenta que él los oía perfectamente, que no pudiera expresarse bien no era
sinónimo de sordera, hasta llegó a preguntarse con ira –estos pelotudos no se
dan cuenta que los escucho, no se cuidan de hablar delante de mí, que quieren?,
que buscan?.....- Entre los
identificados estaban algunos de sus vecinos, gerentes y directivos de la
empresa y hasta su propia esposa; de la cual comenzó a dudar que siempre lo
fuera a visitar coincidentemente con Henríquez quien era uno de los gerentes y
colega más allegado a él en la empresa; esto lo hizo pensar:- este hijo de puta
se quiere quedar con mi puesto en la empresa y con mi mujer?-…… lo que
ignoraba, no de ahora, sino de hace tiempo es que el tal Henríquez siempre
trató de desplazarlo de su cargo ejecutivo en la empresa y que la relación con
su esposa era algo de larga data.
Humberto
con su sagacidad innata, perjudicado por su estado de salud, pero superado con
habilidad, trató de centrarse en cada acto de su mujer, en cada palabra, en
cada llamado al celular que recibía o hacía desde el borde de la cama ignorando
que él la estaba controlando; así fue que tomo conciencia de la relación
promiscua que mantenía de años con su colega, que el afecto de sus hijos
dependía de la cantidad de plata que les daba , que los directores de la
empresa comenzaron a mostrar sus miserias al retirarle beneficios, reducción de
sueldo, observaciones de los gastos de internación, inclusive se habló a la
vera del lecho de pasarlo a otra clínica menos costosa que le cubriera la obra
social para evitar el pago de co-seguro por parte de la empresa….. –esa misma
empresa por la cual dejé mi vida, mi familia,….hijos de mil putas….-
-No se dan
cuenta que escucho todo, ¿o lo hacen a propósito?...pretenden generarme más
preocupaciones que las que me generaron cuando podía defenderme…¿Qué
quieren…..por favor….callense !!!!-
Este era el
pensamiento constante de Humberto, solamente lo omitía cuando a la madrugada
llegaba Analía a visitarlo, todo era diferente, la esperaba con ansiedad, ya
casi tenía estudiada la periodicidad con que venía, el momento era después que
la enfermera debía aplicarle la última inyección sedante y que también por unos
pesos Humberto la convenció que no se la aplicara; esto le permitía hablar con
más claridad, ahora Analía entendía todo lo que decía, inclusive sus
movimientos eran mas seguros, no tenía ese temblor en las manos y su mirada
permanecía con ternura pero sin ese brillo de tristeza; esos instantes eran
realmente algo fuera de lugar de su realidad, no coincidían con su estado de
salud y la permanencia de Analía cada vez era más prolongada debido a mayores
propinas a la enfermera; esto le permitía disfrutar las madrugadas sin dormir
pero con una felicidad que hacía mucho que no vivía; ese sentimiento también lo
generaba no pensar más en la empresa, de no sentirse obligado con su esposa,
que sus hijos volaran solos con sus problemas, que los que decían ser sus
amigos se habían borrado hace tiempo y ya casi ni aparecían por la clínica, las
caras casi desconsoladas de incertidumbre de algunos parientes políticos que
esperaban un desenlace que no llegaba de acuerdo a lo conversado con los
médicos; todo era un placer, escucharlos hablar, las tonterías e hipótesis que
planeaban; era tal la suma de cosas, patéticas, cómicas, que no veía la hora de
quedarse solo, con la complicidad de su enfermera amiga, en la penumbra de la
sala de terapia para regodearse y reírse con todas sus ganas.
Sin
abandonar su forma de ser, fijándose metas y resultados, parecería que este
juego era parte de la nueva vida, así lo fue asimilando, en algún momento lo
llegó a conversar con un médico practicante el cual le hacía compañía algunas
madrugadas y en su ímpetu de estudiante y soñador se había impuesto sacar a ese
paciente del cuadro, recuperarlo y devolverle la vida; esa lucha de ése joven
médico, esa dedicación, ese desafío a horas de descanso por un ideal le hizo
pensar mucho en sus comienzos, los mismos sueños, las mismas ganas, el mismo
desprecio a lo material, todo eso hizo que entre ambos se forjara más que una
amistad, casi una cruzada o un juramento; Walter, el joven médico en cuestión
debería guardar el secreto de su mejoría, modificando algunos valores de
ciertos análisis y estudios, a cambio Humberto debía prestarse a ciertas
prácticas medicinales que Walter deseaba experimentar, sabiendo que de
exponérselas a sus jefes de sala les serían desechadas ya que las mismas
resultarían sumamente beneficiosas para el paciente y ello sería el final de un
gran negocio para la clínica y los suculentos honorarios médicos.
A medida
que pasaba el tiempo Humberto debía esforzarse más para disimular su mejoría,
contaba con la complicidad de Walter y la siempre dispuesta enfermera a cambio
de unos pesos; ya casi gozaba de ese estado de simulación e intriga, disfrutaba
engañando a esa gente que le había devuelto tan mal todo lo que él les brindó,
todas las satisfacciones y las exigencias que le cumplió a su esposa, nunca le
había negado nada, siempre le brindó lo que le pedía por más desmedido que
pareciera y a cambio de que…….. de nada; todo formaba parte de una farsa, de
una comedia en la cual lo habían involucrado con el correr de los años; todos
juntos, la llamada familia, la empresa, sus compañeros, los directivos…todos lo
habían engañado….- Todos unos hijo de mil puta que están esperando mi muerte,
mi esposa para cobrar el seguro, la empresa para dejar de pagarme el sueldo,
los que siempre fingieron ser compañeros para acceder a mi posición, los
directivos para quedarse con los méritos de los negocios logrados por mi, pero
¡mierda! que me voy a morir……, vos…. Walter con Analia me van a ayudar – le
confesó al circunstancial contacto que le quedaba y a la joven –Necesito la
colaboración de Uds. para poder salir de este estado, de este sitio, de esta
vida……- Analia y Walter se miraron
sorprendidos, temieron por lo expresado, pensaron lo peor……. Humberto, se
sonrió y les contó el plan de venganza que tenía pensado ejecutar,
intercambiaron ideas; en las siguientes madrugadas se fue perfeccionando el
proyecto; esta actividad nocturna le venía bien a Humberto ya que durante el
día se la pasaba durmiendo y ese cuadro provocó por parte de los médicos
bajarle al mínimo el suministro de sedantes, además con su capacidad
negociadora, durante el día también había pactado, mediante una generosidad
económica, con otras enfermeras para que eviten inyectarlo y estaban casi a su
entera disposición; tal era así que todos los resultados de los nuevos estudios
y análisis pasaban previamente por sus manos antes de llegar a los médicos,
estos ni se preocupaban al ver que no existía mejoría alguna, mientras tanto
ese paciente seguía generando ingresos a la clínica y honorarios para ellos. La realidad de su salud solamente la sabía él
por lo bien que se sentía, Analía por verlo cada madrugada con más fuerzas y
Walter, que se sentía orgulloso de haber recuperado plenamente a ese paciente,
pero con el peso de ser partícipe principal del delito de fraguar los resultados
de estudios y análisis; la única preocupación era que Humberto pudiera seguir
fingiendo durante el día y que no los traicionara ninguna de la enfermera
involucradas.
El
operativo ya había comenzado, estratégicamente los tres se movían de acuerdo a
lo acordado, cada uno en sus misiones; Walter debió viajar a Uruguay para
contactarse con gente conocida y de confianza de Humberto, Analia se encargó de
hacer diversos movimientos de fondos, transferencias en las cuentas bancarias y
además contactarse con el presidente de la empresa solicitándole una reunión
privada y reservada en nombre de Humberto, mientras que él seguía con su
comedia diaria de moribundo; así lo vieron en la visita casi rutinaria que
hacían su esposa y Henríquez, ya no tenían ninguna reserva ante el paciente,
llegaban tomados de las manos y continuamente se miraban intercambiando
sonrisas y seguramente a la espera del desenlace que se hacía esperar…… en un
momento ella le susurra algo al oído a su amigo, sería algo provocativo ya que
los ojos de Henríquez destellaron de picardía y su bocota de baba, de inmediato
ella, mirando preventivamente hacia todos lados se dirige al baño de la sala de
terapia, que no estaba a más de seis metros de la cama, su amigo espera unos
instantes, se quita el saco simulando tener calor, lo deja sobre la cama, se
afloja la corbata, mira también observando la soledad de la sala y enfila sus
pasos también hacia el baño; Humberto recapacita sobre la morbosidad de la
esposa y su amigo de tentarse de hacer el amor en una sala de terapia, no lo
piensa un segundo más y decide que es el momento de comenzar la última etapa de
la operación.
En la
intensidad y el fragor del sexo, la esposa y Henríquez no pueden imaginarse que
quedaron encerrados en ese baño, después de un largo y placentero rato
pretenden infructuosamente salir, se miran, no se explican como pudo trabarse
la cerradura, no se animan a pedir ayuda, esperan, pasa el tiempo, no saben que
pudo haber pasado, se imaginan un desperfecto, buscan alguna alternativa para
justificar la presencia de los dos en ese sitio, pasa más tiempo, tímidamente
golpean la puerta, sienten ahogarse, el calor se hace insoportable, ambas
figuras son patéticas, pasa más de una hora y deciden pedir ayuda a los gritos.
En todo ese
lapso Humberto se tomó el tiempo suficiente de cerrar el baño con llave, luego
tirarla en el cesto de residuos patológico conjuntamente con el celular, los
documentos y las tarjetas de crédito de su esposa que retiró de la cartera que
había dejado sobre la cama; tomar del saco de su amigo los documentos y las
tarjetas de crédito, de la billetera extrajo todo el dinero que se lo dejó a
sus cómplices enfermeras para que no vieran nada, no escucharan nada y no
dijeran nada, se cambió el camisolín de internación por un elegante conjunto
sport que le había traído Analia en una de sus visitas de madrugada, se puso
una chaqueta de médico que encontró en el office de terapia, acompañó la
simulación con anteojos oscuros y así enfilo al ascensor y la salida, inclusive
en el transcurso de su huída fue saludado por médicos y algún que otro empleado
de la clínica, ignorando estos de quien se trataba en realidad esa persona que
acababa de abandonar la clínica.
En la zona
bancaria se encontraron Humberto y Analia, de acuerdo a lo programado, fueron
directamente a los bancos donde su amigo infiel tenía sus cuentas, hablaron con
los gerentes haciéndose pasar por el matrimonio Henríquez y explicándole a cada
uno que él padecía un cáncer terminal, lo cual certificó en cada caso con una historia
clínica ficticia armada por Walter y que antes de morir quería dejar todos sus
bienes a entidades benéficas, fue así que después de una actuación de menos de
dos horas todo el capital tangible de esas cuentas pasaron a conformar una
misión solidaria; posteriormente pasó por una sucursal de correo y con la
identidad de Henríquez en una carta documento se despachó a gusto renunciando a
la empresa, amenazándolos y hasta extorsionándolos, de manera que no quedaran
alternativas de ninguna reincorporación justificada.
Desesperadamente,
la pareja seguía encerrada en el baño, despavoridos, desencajados, sin saber de
cómo continuaría ese calvario, sus gritos y golpes no eran oídos por nadie,
además los celulares los habían dejado sobre la cama, en la sala de terapia, en
la cartera de ella y el saco de él; después de dos horas una persona de
seguridad, que ya había pactado económicamente con Humberto su actuación, los
recató de tan ridícula situación, les pidió identificarse, cosa que no pudieron
hacer, discutieron, se acercó más personal de seguridad, se le dio intervención
a la policía….. fue tal el revuelo, los nervios, las situaciones, que nadie
advirtió que Humberto no estaba más en la cama……… la esposa y Henríquez
permanecieron demorados por más de seis horas en averiguación de antecedentes y
hasta que aclarasen su presencia por horas en el baño de la clínica, él contó
con la ayuda de uno de los abogados de la empresa, ella con la presencia de sus
hijos, pero realmente fue humillante cuando debieron justificar debidamente con
lujo de detalles el encierro en el baño por horas ante esos testigos y la
policía que intervino.
Humberto
luego de mandar la carta documento de renuncia indeclinable en nombre de su
amigo arrojó los documentos en el retrete de un baño y nunca en su vida gozó
más la sensación de apretar el botón de un depósito, luego se tomó el tiempo
suficiente para reunirse en terreno neutral y seguro, un bar de un amigo que
cerró las puertas por unas horas de ex profeso,
con el presidente y el abogado senior de la empresa, mas un escribano,
que habían sido convocados unos días antes por Analía para convenir un acuerdo
comercial entre caballeros.
El
presidente de la empresa, junto al abogado, estudiaron nerviosamente la
documentación presentada por Humberto, hicieron varias llamadas telefónicas,
cotejaron la certidumbre y acordaron en conjunto con el escribano de conciliar
la cifra millonaria solicitada por Humberto para que no saliera a la luz y al
conocimiento del público general los antecedentes que por años había almacenado
prolijamente y que ponía en riesgo la integridad de la empresa, todo basado en
negociados espurios, sobreprecios, comisiones, chantajes, extorsiones,
artimañas y patrañas. Al mejor estilo de sus principios de caballeros, cerraron
el trato ventajoso para ambas partes con una botella de champagne que le
alcanzó el amigo del bar y también sirvió de relax por las horas de trabajo en
conjunto que llevó la negociación.
Antes de
retirase el presidente le recordó a Humberto que la empresa siempre lo
consideró y ahora lo iban a extrañar; en ese instante recibe una llamada al
celular, se disculpa un segundo y contesta con monosílabos, se lo ve preocupado
y sorprendido, hace un par de preguntas y cierra el equipo, se toma la cabeza y
le dice a Humberto: -Que día hoy !!!........ una última pregunta…. ¿usted sabía
si Henríquez tenía problemas con nosotros? , nunca nos dijo nada y ahora me
avisan que acaba de renunciar y en muy malos términos……,¡¡que basura esta
gente….-; a modo de respuesta recibió silencio y un gesto de asombro, lo
suficiente como para darse cuenta el presidente que ya era hora de irse.
Henríquez y
la esposa de Humberto ya casi ni se ven, hace meses que él está ocupado
buscando trabajo, tramitando sus documentos y tratando de recuperar algunos
pesos de los que “donó a entidades de bien público”, ella buscando como hacer
para vender la casa del country o el departamento pero no lo puede vender por
que no tiene la firma del esposo, ya casi desesperada tuvo que vender el auto
para subsistir unos meses más a un ritmo de “mujer de ejecutivo abandonada”.
Mientras
tanto Humberto y Analia disfrutan del sol y la vida tranquila de Punta del
Este, lugar que eligieron en el mundo para ellos y el hijo que esperan de
ambos, se acomodaron en el tiempo y los placeres, desayunos en Gorlero,
almuerzos embarcados en su yate, tardes de compras con su niña amada,….. y por
último una pasada por la “Clínica del Dr. Walter Santana” para ver como van los
negocios con su amigo……., nada de preocupaciones, ningún esfuerzo, solamente
vivir……¡por que, existe otra vida !!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario